Hemos
dicho que la palabra alma significa psique; se podría decir que es la sumatoria
de elementos que conforman la psiquis. Esos ‘ingredientes’ o elementos son:
- - Prana
(chi o ki), el aspecto de la energía vital en cualquier organismo vivo.
- - Es
aspecto emocional o astral.
- - El
aspecto mental.
Estos
3 ingredientes conforman la psiquis en un ser vivo, pero no existen en igual
proporción y cualidad en todos los seres vivientes. En el mineral, por ejemplo,
existe el elemento prana en mayor
proporción, mientras que el aspecto astral es apenas incipiente en su
desarrollo, y el mental aún nulo.
En
las plantas en general prana está presente, y el aspecto astral adquiere mayor
vitalidad. En los animales en general el astral adquiere mayor desarrollo que
en el vegetal y en los animales mas evolucionados se agrega además el
ingrediente mental pero en forma muy incipiente.
En
el hombre mientras el prana y el aspecto astral toman cualidades especiales
para su desarrollo, nace la posibilidad del desarrollo de la mente como no
ocurrió en ninguno de los demás reinos menores de vida. Pero bien decimos que
el hombre tiene tan solo ‘la posibilidad’ para tal desarrollo, el del
intelecto, oportunidad que no todos los hombres están aprovechando, ya que gran
parte de los humanos aun viven en la mecanicidad de las emociones, y con muy
poco o nada ejercicio de la reflexión profunda sobre sus propios actos…
Por
lo dicho se puede entender a los filósofos que dicen que “el hombre mediocre
está más cerca del animal que de lo Divino”. Lo cual finalmente diferenciará al
hombre del reino animal es el empleo de la razón de su conciencia, con
discernimiento, inteligencia y sensibilidad.
Recordamos
que cuando hablamos de alma, hemos hecho una triple distinción en escritos
anteriores al hablar de: alma animal, alma humana y alma divina. El alma animal aún es inconsciente del “sí mismo”; es decir que
un animal no posee conciencia de sí mismo como un “yo” diferente de otros
yoes…, no tiene aún autoconsciencia, aunque los más evolucionados puedan tener
algunos aparentes atisbos… El reino animal todavía existe en ‘el mar de la
unidad inconsciente’; es decir que los reinos menores viven en la Unidad sin
ser auto-conscientes de ello.
Los
animales en general (a excepción de los domésticos, que empiezan ya a regirse
con otros códigos en función de su contacto con el hombre) se manejan a través
de instintos y posee una vitalidad pránica y una astralidad en función de esos
instintos (instinto de protección, de reproducción, de supervivencia, etc.). El
ser humano tiene muchas cosas en común con el reino animal, pero posee algo que
el animal no tiene: “mente causal”, es decir, mente pensante capaz de razonar y
hacer abstracciones. Esto solo puede realizarse con la activación de la materia mental superior o abstracta, que es la
región donde existe el CUERPO CAUSAL.
Recordamos
que “Cuerpo Causal” es el nombre
técnico-esotérico que damos al “alma
humana”. He aquí la diferencia entre lo que se llama “alma animal” y “alma humana”.
La diferencia está en primer lugar en que el alma animal es alma grupo y el alma humana es
individual. En segundo lugar, en que en
el hombre hay materia mental superior lista para activarse y desarrollarse,
cosa que en el alma animal no existe.
Aunque el hombre mediocre pueda “dormirse” en las sensaciones hipnóticas de los
sentidos y pueda no activar su mente superior por falta de ejercicio de la
razón y la reflexión, tiene igualmente esa posibilidad latente…, mientras que
los demás reinos menores (minerales, vegetales y animales) no la tienen.
Esta
es la razón por la cual en el primer escrito titulado “QUE ES EL ALMA”, la
primera definición ofrecida sobre la palabra alma, extraída del Glosario
Teosófico, fue la que afirmaba que “alma humana es el intelecto en el ser humano”. Intelecto
significa “leer dentro”, o bien, ver las esencias, más allá de las apariencias
de las formas. El ejercicio del
intelecto tiene diferentes escalas o gradaciones, y todas deben ser recorridas
y conquistadas por el ser humano. (Veremos esto al ir desarrollando el
tema).
Así,
mediante la conquista del intelecto, el hombre puede acceder a una región
superior de su constitución interna: manas
superior. Es por este motivo que ‘intelecto’ es el antakarana, o “puente”, entre la región de la mente inferior o
concreta (donde sucede el pensar mecánico asociado a las formas y los sentidos
materiales) y la mente superior, donde suceden los más complejos y sutiles
mecanismos del pensamiento iluminado. El intelecto no solo crea el Puente entre
las regiones inferior y superior del mental, sino que ayuda en el desarrollo
del Cuerpo Causal. Veamos este punto:
Se
dijo que el intelecto posee niveles de profundización en su ejercitación.
En el primer nivel (de ‘abajo’ hacia
‘arriba’), asociado a las múltiples formas materiales y a los órganos de los
sentidos que perciben dichas formas, el intelecto, es la mente concreta, es
decir, la mente asociada al cerebro físico, lo cual por cierto, lo limita. Pero
aún así, el desarrollo de este intelecto primario abre la primera rueda
(periférica) de ‘pétalos’ del Loto Álmico: los
3 pétalos de “conocimiento”, expresándose primero como conocimiento de la
materia, del mundo de las formas y sus interrelaciones. Durante esta primera
etapa de apertura de la primera rueda de pétalos álmicos, el hombre pasa por
diferentes experiencias de ‘error-dolor’, ya que comienza a “conocer” a través
de la fricción de la materia; aún no posee sabiduría para errar menos, o no
errar. Por eso se suele llamar a la rueda externa de pétalos de la Flor Álmica:
“EL AULA DE LA IGNORANCIA”, (la cual lleva al alma humana a las puertas de la
1° Iniciación menor). El intelecto aquí es incipiente y está recién empezando a utilizarse.
Este
proceso recién explicado corresponde tan solo a una parte de la construcción
del antakarana, ya que tal ‘puente’ termina de construirse recién en la 3°
Iniciación menor (la primera desde la visión de la Jerarquía).
Subiendo
a un segundo nivel, el intelecto incluye al mundo de las emociones con todas
las experiencias afectivas (de ‘amor’ y ‘odio’…), entrando así por vez primera
al mundo subjetivo, y así colabora en el comienzo de la apertura de la 2° rueda
de pétalos internos del Loto Álmico: los
3 pétalos de “amor”. (Esto sucede al promediar la 2° iniciación menor). Quien
comienza a vivir la apertura de esta 2° rueda de pétalos, los de amor, descubre
por primera vez la devoción, la compasión, la generosidad altruista y la
religiosidad verdadera. Pero este es recién el comienzo de la apertura de los
pétalos de amor, los cuales terminarán de abrirse con la influencia de Buddhi
sobre los mismos. Buddhi es un principio superior a manas (mente); es
Amor-Sabiduría. El desarrollo consciente de este aspecto o principio se llama
‘Conciencia Crística’ (o Conciencia Solar o Búdica), la cual comienza a nacer
con la apertura de esta segunda rueda de pétalos del Cuerpo Causal.
Recién
cuando los pétalos de amor del Alma se van abriendo dando así nacimiento a la
Conciencia Crística, se puede decir que lo que llamamos alma humana comienza a
transformarse, alquímicamente, en alma divina. Por que el alma divina es Buddhi en actividad, es
decir, amor en acción.
Al
ir despertándose la comprensión del amor y la sensibilidad a la unidad con la
apertura de estos nuevos pétalos del Alma, el hombre comienza a comprender más
y a errar menos, razón por la cual se ha llamado a esta región y etapa de
experiencias: “AULA DEL APRENDIZAJE”.
Los
pétalos siguientes, y más internos que los anteriores, son los 3 pétalos de sacrificio. Tal sacrificio es el “sacro oficio” o
‘acción sagrada’, de relegar el ‘yo-deseo’ (yo inferior) a los designios del
Alma (Yo superior o Ego); y esto requiere de una claridad intelectual especial
respecto del autoconocimiento del SER. El discernimiento debe haber calado
hasta tal profundidad en la que pueda discriminar entre lo falso y lo verdadero
en cuanto al ser. El hombre aquí puede ver claramente que él no es su cuerpo
físico, que tampoco es sus emociones siempre cambiantes, y descubre finalmente
que él no es los pensamientos ni las ideas con las cuales se identifica… El ver
esto lo conduce a través de un cambio de actitud en su vida diaria.
Esta comprensión produce desidentificación y
desapego, y conduce a la apertura de los 3 pétalos de sacrificio. A esta
apertura solo puede llevar un intelecto iluminado, por lo cual esta es la etapa
del “AULA DE LA SABIDURÍA”. Esta comprensión y transformación lleva a la 3°
Iniciación menor, la ‘primera’ desde el punto de vista de la Jerarquía, ya que
es la iniciación en la que el Alma comienza a comandar a la materia con una
influencia determinante.
Los
pétalos siguientes y más internos son los
3 pétalos de voluntad, que completan los 12 pétalos del Loto Egoico o
Cuerpo Causal. Estos 3 pétalos aún están cerrados en la humanidad, (esto ya fue
explicado), y tienen que ver con la energía del Logos expresándose a través del
alma del hombre. Solo los Adeptos de este Sistema Solar, Iniciados de 5°
Iniciación (la 3° desde el punto de vista de la Jerarquía) saben a ciencia
cierta lo que esto significa realmente, por lo cual todo lo que sea dicho aquí
serían solo conjeturas. El hombre tiene todavía mucho trabajo por delante para
que se abran los primeros 9 pétalos del Loto del Alma en su interior, y solo un
número muy pero muy menor están preparados o preparándose para ir más allá…
Podríamos
decir entonces, en síntesis, que existen 2 alegorías para explicar el ALMA y su
desarrollo. Estas son:
1- El
antakarana: “un puente que se construye”.
2- El
Cuerpo Causal: “una flor que se abre”.
Ambos
símbolos son 2 maneras de explicar la existencia del alma y su desarrollo.
El
desarrollo del intelecto, que como hemos visto sucede en escalas de
complejidad, es simbólicamente, como la construcción de un “puente interno” de
conciencia. Tal “puente comienza en los pétalos más externos del Loto del Alma
y finaliza en los pétalos más internos. Por lo tanto hablar de la construcción
del antakarana es hablar de la apertura del Loto Egoico. Ambas formas de verlo
son correctas.
Cuando
el hombre ha desarrollado ya su intelecto en todas sus facetas y se funde con
la conciencia más íntima del alma,
queda establecido un puente o canal de energía mental entre la región del alma
y la de la personalidad (el cerebro físico). Entonces el hombre comienza a
recibir efluvios de energías desde su Cuerpo Causal hacia la región de su
personalidad en forma de pensamientos, sentimientos e intenciones creativas y
originales; y esto ocurre gracias a que el “Puente” o antakarana ha sido
construido con esfuerzo y dedicación, desde ‘abajo’ hacia ‘arriba’; lo cual
permite ahora el descenso, por ese mismo canal, de las energías del alma hacia
la región inferior de la personalidad humana. El cumplimiento de este proceso
está relacionado con la 3° iniciación (la Primera gran Iniciación, desde el
punto de vista de la Jerarquía).
Dicho
con más detalle: Cuando el puente interno
está construido, es decir que, la mente intelectual ya está desarrollada y
posee en todas sus funciones las facultades adquiridas del pensar; el Cuerpo
Causal, el cual ya tiene un buen nivel de desarrollo de sus ‘pétalos’, se
encuentra posibilitado de influir más directamente con el desarrollo interno de
sus cualidades adquiridas, sobre la actual personalidad humana con la cual está
en conexión. (Recordamos que el Cuerpo Causal se ha ido desarrollando a través
de numerosas y sucesivas reencarnaciones, con lo cual, guarda en su ‘burbuja’
diversas experiencias, comprensiones y conocimientos esenciales que podrá
transmitir a la personalidad humana cuando ya haya sido construido el ‘puente’
que le permita tal posibilidad).
Fueron
estas nuevas señales acerca del ALMA.
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